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La lluvia dorada y Zeus

Todos tenemos un destino, no importa que tan dificíl se ponga la situción; debemos de enfrentar las consecuencias de nuestros actos. Porque de eso determina la forma en que vamos a lograr superar los obstaculos que la vida nos ponga en el camino.


la mitología griega nos relata sucesos que explicaba de alguna forma lo que ocurria con la naturalez, con el destino de los reyes, princípes, héroes, o simples mortales que buscaban la explicación más logica de los hechos que solían suceder en la tierra.


Zeus el padre de todos los dioses, era un ser que le gustaba de estar con mujeres; siempre tenía hijos que fueron grandes héroes. Les dejamos un hermoso relato de Zeus, y la forma en que fue capaz de poseer a una mujer sin que nadie lo pudiera evitar.

Dánae era hija de Acrisio, rey de Argos y de Eurídice. Acrisio compartía el trono con su hermano Preto, por lo que existía gran rivalidad entre ellos. Dánae, vivió su niñez desligada de esta rivalidad, sin embargo, a medida que iba creciendo y mostrándose como una joven hermosa, su tío puso sus ojos en ella, llegando incluso a aparecérsele en pesadillas donde la perseguía incansablemente para intentar poseerla. Esto, sumado a la imposibilidad de Acrisio de engendrar un heredero varón, acrecentó la rivalidad entre ambos reyes. Acrisio, obsesionado con que su hija consibiera un niño hijo de su hermano, así éste pudiera destronarlo, decidió consultar un oráculo. La predicción no pudo ser más inquietante. No sólo no podría tener jamás un heredero varón, sino que su nieto, hijo de Dánae, le daría muerte. Aturdido por el miedo y la ira, encerró a Dánae dentro de cuatro sólidos muros, para que ésta no pudiese tener ningún tipo de contacto carnal con su tío.


Pero Acrisio no contó con otro pretendiente de mayor peligro que se había enamorado de su hija: Zeus, el dios supremo del Olimpo. Poderoso cual era, Zeus podía haber destruído los muros para poseer a Dánae, pero el reto sería menor y además corría el riesgo de que Hera se enterara de la infidelidad. Así que una noche estrellada en la que Dánae dormía desnuda en su lecho, Zeus se transformó en una hermosa lluvia dorada que entró por la rendija de la ventana de la prisión de la muchacha. Gota a gota fue recorriendo el cuerpo de Dánae y la hizo suya en medio del susto y el desconcierto de la princesa. Así fue engendrado Perseo. Zeus prometió a Dánae su libertad, pero antes de que pudiese actuar, Acrisio se enteró del embarazo de su hija y pensando que habría sido su hermano y recordando las palabras del oráculo, colocó a la desdichada muchacha y a Perseo en un arcón y lo arrojó al mar.

Poseidón intervino y suaves olas condujeron el arcón hacia la isla de Séfiros, donde serían rescatados por un pescador llamado Dictis quien los acogió en su casa. Perseo creció sin saber su origen y muchos años después, durante unos juegos Olímpicos, lanzó un disco que accidentalmente golpeó la cabeza del rey, su abuelo, quitándole la vida.


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