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장화 홍련 전

El egoísmo y la envidia siempre existirá en este mundo, pero debemos de confiar en las personas que mas queremos para encontrar una solución en relación con las personas que por envidia nos quieren lastimar.


El siguiente cuento nos dará una lección sobre le envidia y el coraje que algunas personas acumulan por años; hacia unas pequeñas que lo único que querían era una familia y la felicidad de su padre.


*Relato folklórico de era Jeoson (1392-1897)


El relato de Janghwa y Hongryeon


Había una vez un hombre llamado Bae, quien tenía una esposa tan buena como un ángel y tan bella como una flor. Nueve meses más tarde, ella dio a luz a una hermosa niña, la pareja la llamó Janghwa (Rosa roja). Dos años más tarde, ellos tuvieron otra linda niña y la llamaron Hongryeon (Loto rojo). Desafortunadamente, la madre murió cuando Hongryeon tenía 5 años; poco después, su padre volvió a casarse para continuar su vida. La nueva madrastra era fea y cruel. Ella odiaba a sus hijastras, pero estos sentimientos no fueron revelados hasta que ella tuvo 3 hijos, los cuales le daban la sensación de poder. Esto la hacía abusar de las niñas de todas las formas posibles. Janghwa y Hongryeon nunca le dijeron a su padre sobre esos malos tratos.


Cuando Janghwa tuvo edad suficiente, se comprometió. Su padre le dijo a su segunda esposa que ayudara a Janghwa a planear su boda. La madrastra, furiosa, no tardó en decir que no quería gastar ni un centavo de la fortuna “familiar” en sus hijas, pues era el futuro de sus hijos sobre el de Janghwa. Así que ella planeó lo siguiente: Una noche, cuando Janghwa estaba dormida, la madrastra le dijo a su hijo mayor que pusiera una rata muerta y sin piel en la cama de Janghwa; al mirar la sangre todos en la habitación quedaron en shock. La madrastra acusó a Janghwa de comportamiento impropio: tener un hijo fuera del matrimonio. El padre le creyó. Janghwa no sabía qué hacer, así que salió corriendo de la casa a un pequeño estanque que estaba en un bosque cercano. La madrastra ordenó a su hijo mayor seguir a Janghwa y ahogarla en el estanque.


Cuando Janghwa se ahogó, del fondo del bosque salió un tigre y atacó al hijo mayor. Le arrancó un brazo y una pierna. La madrastra había conseguido lo que quería (la muerte de Janghwa) pero a costa de la salud de su hijo. Por lo tanto, la mujer volteó su furia contra Hongryeon, odiando y abusando de ella más que nunca. Hongryeon, incapaz de soportar estos tratos y la ausencia de su hermana, no tardó en seguir el camino de su hermana. Encontraron su cuerpo en el mismo estanque en el que Janghwa se había ahogado. Después de esto, cada vez que llegaba un nuevo alcalde a la aldea, lo encontraban muerto al día siguiente. Esto llevó a que surgieran misteriosos rumores por toda la aldea, pero nadie sabía qué era lo que realmente les había ocurrido a los hombres ni ¿por qué?.


Un día, llegó al pueblo un joven alcalde, quien estaba al tanto de las muertes de sus predecesores, pero no temía por su propia vida. Esa vez, al llegar la noche, el joven se encontraba sentado en su habitación cuando su vela se apagó repentinamente y ruidos extraños llenaron el aire. La puerta se abrió pero no había nadie… De repente, el alcalde vio a dos jóvenes fantasmas. Les preguntó ¿quiénes eran y por qué habían matado a los alcaldes anteriores?. Las jóvenes lloraban. Fue Janghwa quien le explicó: Sólo queremos que la gente sepa la verdad… Yo no fui una mujer despiadada, me suicidé por vergüenza. Mi madrastra me acusó falsamente y su hijo mayor me ahogó.– El alcalde le preguntó al fantasma de Janghwa por cualquier evidencia de eso. Ella le dijo que examinaran al supuesto feto abortado, que la madrastra les había mostrado a los aldeanos.


A la mañana siguiente, el nuevo alcalde hizo lo que los fantasmas le pidieron. Llamó al padre, a la madrastra y al hijo mayor, examinó el feto que; la madrastra insistía, había salido del cuerpo de Janghwa. Cuando lo partió con un cuchillo se reveló que era una rata. La madrastra y su hijo mayor fueron sentenciados a muerte. El padre, sin embargo, fue puesto en libertad porque el alcalde pensó que él no sabía nada del malvado plan de la madrastra y, de hecho, era sólo otra víctima. Años después, el padre volvió a casarse. En la noche de su tercera boda, vio a sus dos hijas en un sueño. Dijeron que, dada la situación, querían volver con él. Nueve meses después, la tercera esposa del padre dio a luz a mellizas. El padre llamó a estos gemelos "Janghwa" y "Hongryeon" y los amó mucho. La nueva familia vivió feliz para siempre.


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